Apenas necesitan ritual previo de styling. “Para looks despeinados, no es necesario peinar el cabello antes de hacer la trenza”, apunta Anthony Llobet, estilista embajador de TRESemmé en España. Favorece a todo tipo de rostros. “Solo hay que tener en cuenta las facciones, aportando con la trenza al rostro lo que necesite: anchura con pelitos despeinados a los lados, largura con volumen en la parte de arriba…”, continúa el experto. Y, además, admite muchas declinaciones. “¡Se puede hacer de tantas formas….De lado, diadema, en moño…”, sentencia con devociónMaría Baras, estilista de Pantene Pro-V, directora de Cheska y habitual de este peinado en su día a día.
Si a este catálogo de bondades unimos el ahínco (y la creatividad) con la que los grandes gurús la reinventan en el backstage –el pasado otoño Luigi Murenu abrió la veda para Emilio Pucci de las versiones más sensuales y deshechas (él las llamaba “naturales y ecológicas”) y ésta vuelve a hacerlo con una romántica declinación corona–, y la inmortalidad de este peinado a tres bandas que confirman nostálgicas imágenes de Veronica Lake, Jean Shrimpton y Cher, parece inevitable hablar de las trenzas como ese recurso infalible que reinterpretará por completo un look de día en uno sofisticado y sensual de noche (con permiso del rouge, otro gesto imprescindible para crear un look afterwork sin pasar por casa).
Exploramos su modo de uso de manos de Baras y Llobet, la conveniencia (o no) de cada una de sus versiones según la edad o el tipo de rostro, y la inspiradora reinterpretación que de ellas hacenLaura Bailey, Lea Seydoux, Poppy Delevingne o Diane Kruger. Larga vida al peinado a tres bandas.