Las mujeres somos hormonas andantes, y nuestro estado de ánimo afecta también a cómo se ve nuestra piel, que está llena de glándulas y folículos que tienen el potencial de liberar neuropéptidos y la famosa hormona del estrés.

Cuando las emociones que sentimos transmiten tanto una causa como la otra, la piel también se ve afectada, las glándulas sebaceas comienzan a bombear hacia el exterior y provocan el temido acné, pero es que además se pueden crear sarpullidos, rojeces, urticaria, etc. 

El estado de ánimo y la piel, qué influye más

Se ha demostrado científicamente la elevada relación entre acné o psoriasis con la depresión,  normalmente la persona comienza a padecer de depresión, y mientras más se va agravando, más problemas puede tener en la piel.

El estado de ánimo y la piel

Cualquier emoción puede disparar desórdenes en la piel, está claro que es imposible escudarnos de las emociones, pero sí se puede prevenir para que estas no se reflejen en la piel.

Por ejemplo, muchas somos las personas que nos sonrojamos, pero si el rubor solo aparece cuando hablamos en público, se puede ingerir un bloqueador beta antes para ayudar a parar parte de esa adrenalina que nos aparece en las mejillas. Incluso se puede prevenir colocando un cubito de hielo o algo frío sobre la cara, porque el frío ayuda a bloquear el impulso que hace que nos sonrojemos.

Un problema mayor es la rosácea, marcada por una rojez que persiste provocada por el estrés, los cambios de temperatura, etc. Cuando alguien sufre de rosácea, sus vasos sanguíneos responden en exceso hasta incluso por un estímulo muy leve. Ese bombeo continuado de sangre conlleva que aumenten los químicos inflamatorios y bacterias, que alimentan los brotes de tipo acneico que a menudo vienen acompañando a esta afección.

El estado de ánimo y la piel

Es imprescindible para mantener a raya a la rosácea, tratar de manejar el estrés y evitar todo lo que pueda provocar que aparezca o se agrave, también se pueden usar antibióticos orales o lociones que previamente habrá recetado un médico, como pueden ser las marcas Finacea o Metrogel.

Bajo estrés, nuestra piel puede retroceder tanto, que parece que hemos regresado a la adolescencia, incluso aquellas mujeres que jamás tuvieron un solo granito a los 14 años, ahora se llenan.

Quien no ha sufrido, justo en el día de la boda, algún grano intempestivo, o incluso un ataque de urticaria!!! Esto se debe a que las hormonas del estrés están manipulando la producción de grasa, por lo que bloquean los poros de la piel. Solo tienes que añadir a este bloqueo,  una pizca de neuropéptidos inflamados y unas gotas de enfado extra y… et voilà, tu cara llena de granos!!

Aunque esto no es fácil, la mejor solución para no sufrir de acné, o por lo menos para disminuirlo, es reducir el estrés en el cuerpo.

Si necesitas algo urgente para librarte de los granitos, lo ideal es que apuestes por productos que contengan ácido salicílico, ideales para limpiar los poros, también va muy bien el peróxido de bencina.

 

Si tienes un brote muy grande acné, p si una espinilla se ha convertido en tu peor pesadilla, lo mejor es que acudas a tu dermatólogo de confianza para que te inyecte cortisona, o para que te recomiende alguna loción muy concentrada para eliminar la inflamación y las bacterias.

Si estás pasando por un momento en el que las emociones se vuelven más intensas, la piel se comporta caprichosamente, se deshidrata, se reseca, se vuelve más sensible…

Cuando las emociones se intensifican, la piel llega a comportarse como un niño caprichoso. Los neuropéptidos que causan que la piel se sienta sensible y especialmente reactiva son los claros culpables. Mientras esto sucede, debes evitar todo lo que la vaya a sobreestimular, como los retinoides, los ácidos, los exfoliantes agresivos o los productos con mucha fragancia.

Debes usar sólo limpiadores suaves e hidratantes con ingredientes balsámicos, a mí me gusta mucho la matricaria, una planta que también se usa para los períodos menstruales irregulares. Apuesta fuerte por la ingesta de suplementos que contengan Omega-3, así como vitamina D, que es muy importante para la recuperación de la piel.