Si ya has comenzado a ponerte morenita, es un factor importante que debes tener en cuenta a la hora del maquillaje.
Durante el tiempo que te dure el bronceado los cosméticos y sus tonalidades deberán ser diferentes al resto del año y deberás hacer cambios en tu rutina diaria de belleza.
Lo primero que deberás hacer es cambiar aquellos cosméticos que usas durante el invierno y cuya textura es densa y gruesa, por otros más suaves y ligeros, porque la piel, al tener ese bronceado natural, luce mucho mejor y al mismo tiempo, la dejas respirar para evitar los intempestuosos granitos.
La base de maquillaje siempre, y cuando digo siempre es siempre, será del mismo tono que el color de tu piel. En este caso, al tener un tono dorado muy bonito, lo ideal es que por un tiempo prescindas de la base y luzcas piel bronceada. Solo necesitarás un corrector para disimular las ojeras y las imperfecciones y un toque de polvos de sol para darle mayor luminosidad al rostro.
Pero si eres de las que no sales de casa sin la base de maquillaje, como te he dicho, ahora deberás comprar una que se adapte a tu nuevo tono de piel. Puedes probar a mezclar un poco de la base antigua con la nueva para acercarte más al tono que luces ahora. Solo tienes que poner en la mano un poco de cada base, y con el pincel lo vas mezclando hasta que aparezca el color deseado.
Si has logrado un bronceado de escándalo y quieres que este tono se vea potenciado, puedes sustituir la base de maquillaje fluida por unos polvos minerales que te ayudarán a matificar y reducir los brillos si tienes la piel grasa.
Cuando la piel está bronceada es mucho mejor no abusar de los correctores y de los iluminadores, si tienes ojeras, aplica un poco de corrector para aclararlas y difumínalo muy bien para que no se note el contraste. Si quieres que tu piel tenga más luz, aplica un poquito de iluminador en el centro de la frente, en la zona superior de las cejas, la barbilla y en la parte alta de las mejillas.
Te quedarán estupendamente los coloretes en tonos melocotón, coral y terracota, aunque también puedes apostar por los bronces para darle una mayor luminosidad a tu piel, eso sí tienen que ser brillantes en lugar de mates.
Para los labios te recomiendo los tonos nude, los cobres y los anaranjados y para los ojos lo mejor son las sombras en crema en tonalidades naturales que resalten tu bronceado. Los tonos más intensos resérvalos para las fiestas nocturnas.
Si resulta que has tenido la mala suerte, como me ha pasado a mí en muchas ocasiones cuando era más jovencita, que en lugar de estar bronceada, has pillado moreno gamba, es decir que te has puesto roja como un tomate, lo mejor es que uses una base que tire a verdosa en las zonas más rojas, de este modo neutralizarás esa tonalidad.
Si, ni una cosa ni la otra, vamos que sigues blanquita, como yo este año, los polvos de sol serán tus grandes aliados. Pero debes tener cuidado, porque la gran parte de los polvos enmascaran el cutis y crean un efecto mate que no es nada natural.
Así que ya sabes, si has logrado alcanzar ese grado de moreno que tanto deseaba, aprovecha y lúcelo, deja los maquillajes fuertes para cuando la piel vuelva a su tono natural y aplica solo un poquito de luz al rostro, porque tu bronceado ya hará el resto. Nunca uses demasiado corrector ni mucho iluminador cuando estés muy morenita, un poco sí, pero en exceso puedes crear el indeseado efecto «mapache».